viernes, 2 de mayo de 2008

Capítulo 12

Capítulo 12

–¿Quién será, son casi las doce? ¿esperabas visita? –preguntó con preocupación Sonia.

–En absoluto –contestó intrigado Carlos.

Cuando abrió la puerta se encontró con un hombre más alto que él, delgado, de pelo corto y de unos cincuenta años. Vestía un traje azul de corte clásico y llevaba una carpeta negra en su mano.

–Buenas noches, perdone por la interrupción, me llamo Mike Nichols –se presentó extendiendo su mano con una sonrisa franca en su rostro.

–Buenas, en qué puedo ayudarle –gruñó Carlos enfadado estrechando su mano.

–Sé que es una molestia por lo tarde que es, pero si me permite pasar se lo explicaré con detalle, sólo le molestaré durante unos minutos.

–Está bien, entre, pero no estoy sólo –le advirtió.

–Preferiría que hablásemos a solas –rogó al llegar al salón y ver a los invitados.

–Estos amigos son como mi familia, no tengo secretos para ellos, así que puede empezar cuando quiera.

–Como guste. Buenas noches a todos, por favor no se levanten –les indicó haciendo un ademán con su mano–, ¿puedo sentarme?

–Por supuesto, tome asiento –masculló Carlos– y bien…

–Como le decía me llamo Mike Nichols, soy el agregado del consulado norteamericano en La Coruña. Según mi información –añadió mientras sacaba unos papeles de su carpeta–, usted fue la última persona que habló con el señor Fang antes que falleciese en un desgraciado accidente.

–Es correcto, pero ya declaré ante la guardia civil, además ¿qué coño pinta el consulado americano en esto? ¿era ciudadano suyo el fallecido?

–No, tranquilícese por favor. Sabemos que llevaba un maletín que contiene material biológico peligroso, sin embargo no estaba en su vehículo. Pensamos que se lo podría haber entregado a usted –agregó mirándolo fijamente.

–Pues está mal informado…

Mike lo interrumpió mostrándole unas fotografías dónde se apreciaba con detalle como guardaba un maletín en su mochila esta mañana.

–¿Pero quién cojones te crees que eres para espiarme? –estalló Carlos levantándose–, que yo sepa esto aún es España.

–Cálmese por favor, no he venido a hacerles ningún daño, por favor permítame concluir y luego si quiere me marcharé sin más –rogó.

–Se lo diré sin rodeos. Corea del Norte ha lanzado un ataque biológico a escala mundial, no sabemos qué tipo de sustancia es, pero capturamos a varios agentes en diferentes países y hemos podido averiguar que la han propagado tanto por aire –en centros comerciales, estadios…‑ como en los embalses de la mayoría de ciudades. Dentro de unas horas sabremos cómo evolucionan los síntomas, pero como ya habrán observado, en principio se asemeja a una gripe. Suponemos que la infección se propagará tanto por contacto físico como por aerosol, con lo cual si estuviésemos ante un virus peligroso, no tardará más de tres días en alcanzar al noventa por ciento o más de la población mundial. Lo que desconocemos es el tiempo que transcurre entre el contagio y el posible fallecimiento. Tampoco sabemos qué porcentaje de infectados sobrevivirá, que tiempo permanece activo, ni si afecta a los animales. Lo que contiene su maletín, si es igual al de otro agente capturado, son diez vacunas listas para su inmediata inoculación. ¿Quieren preguntar algo? –se ofreció sincero.

–¿Nuestro gobierno está al corriente? ¿si lo saben, qué piensan hacer? –intervino María.

–Mañana a las doce de la mañana los portavoces de todos los gobiernos europeos saldrán por las respectivas cadenas de televisión de sus países y darán unas instrucciones a la ciudadanía.

–Seguro que puede adelantarnos cuales serán esas instrucciones –aseveró con una sonrisa irónica Jorge.

–Efectivamente. A partir de las ocho de la tarde declararán el estado de excepción, suspenderán los transportes públicos, se cerrarán todas las fronteras, prohibirán la circulación de vehículos y personas fuera de los núcleos de población. Se usarán los estadios y pabellones deportivos como hospitales de campaña. Se recomendará no salir de los domicilios y, en caso de producirse disturbios y saqueos, que por mi experiencia se producirán, la orden es que el ejército tome el mando.

–Supongo que a cambio de esta información ahora me va a pedir que le entregue las vacunas, las dos que quedan claro –se quejó Carlos.

–Ya supuse que habrían usado las otras, y sí, esperaba que me entregase las que le quedan, pero antes le voy a explicar porqué. Hemos separado y aislado en diferentes lugares a la mayoría de nuestro gobierno, no sabemos si lograremos que se salven todos, pero alguno sí lo hará; apenas hemos recuperado un par de vacunas intactas, las estamos entregando en Fort Detrick, Maryland, que es el organismo militar equivalente al Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, que alguno de ustedes conocerá por alguna película o libro. Allí están perfectamente aislados y protegidos del exterior, tenemos a los mejores especialistas intentando reproducir la vacuna, pero parece ser que no es tan sencillo. Los gobiernos europeos han accedido a que Estados Unidos sea el receptor de todas las vacunas que se incauten. Mañana mismo saldrá un avión militar de la base de Torrejón, en Madrid, con todas las que hayamos podido reunir, aunque me temo que serán sólo las suyas.

–¡Joder lo que cuenta es demasiado enrevesado para no ser cierto! –exclamó Nuria.

–Y qué piensan hacer los gobiernos si, como dice usted señor Nichols, saben quién es el responsable –interrogó Jorge.

–Estados Unidos considera las armas biológicas como armas de destrucción masiva y nosotros sólo poseemos un tipo de esas armas –informó Mike.
–¿Está diciendo que van a usar armas nucleares? –protestó Sonia.

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