lunes, 2 de junio de 2008

Capítulo 19

Capítulo 19


El resto del día, Toni y Carlos, lo pasaron en casa, informándose a cada rato por la televisión o la radio de cómo transcurrían los acontecimientos.


Tal y como había previsto el norteamericano, a las ocho de la tarde anunciaron el estado de excepción en todo el país, con toque de queda desde las diez de la noche hasta las ocho de la mañana. Los militares tomaron el control de todas las ciudades, ayudados, eso sí, por los distintos cuerpos de seguridad.

Se produjeron múltiples episodios de saqueos y atracos. A causa de los mismos, ya se habían contabilizado más de cien muertos en todo el territorio nacional. A pesar de los innumerables llamamientos a la calma en los diferentes medios de comunicación, por parte de las autoridades, el pánico se había instalado ya en todos los hogares.

Los centros sanitarios y los nuevos puntos de atención médica de emergencia creados no daban abasto; todas las farmacias del país se habían quedado sin existencias de analgésicos, antibióticos y calmantes en general. Muchas habían sido saqueadas.

Todos los grandes centros comerciales, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, decidieron cerrar sus puertas, medida que fue imitada por el pequeño comercio. A las cinco de la tarde no había una sola tienda abierta en toda España; poco a poco se fueron uniendo los establecimientos hosteleros. Una hora más tarde en las ciudades sólo se veían vehículos dirigiéndose a sus domicilios o centros médicos. No se observaban apenas personas a pie.

Las televisiones prácticamente no informaban de la evolución de la epidemia, por lo que la ciudadanía en su mayoría optó por informarse a través de internet, colapsando la red. Aun así muchos pudieron informarse que en otros países la situación era similar o peor.

En E.E.U.U. –país de donde provenían más noticias‑, se habían dado los primeros casos de fallecimiento debidos, previsiblemente, a la epidemia.


Un George Bush visiblemente demacrado y enfermo, compareció a las cuatro de la madrugada hora española, comentando lo ya conocido en España y añadiendo que sabían quienes eran los responsables y que actuarían en consecuencia, usando, de ser necesario, todo su potencial bélico. Ni una palabra, eso sí, sobre que no se trataba de una simple gripe.

Gracias a algunos internautas se supo que los norteamericanos habían entrado, después del discurso, en DEFCON 2[1], nivel sólo alcanzado anteriormente durante la crisis de los misiles de Cuba, en 1962.

Más tarde, cuando España dormía todavía, se filtraron los primeros rumores, extendidos principalmente en Sudamérica, sobre otros efectos de la epidemia; se hablaba de casos de rabia entre los supervivientes, pero en ningún caso había pruebas documentales de ello.


La IV Flota norteamericana abandonaba su destino, Sudamérica, para pasar a patrullar frente a la costa este, como previsión a supuestas agresiones. La Flota del Pacífico se dirigía, a su vez, a la costa este.

Mientras tanto la VI Flota daba por concluidas unas maniobras en el norte de África y navegaba, rauda, a relevar a la V Flota posicionada en el Golfo Pérsico, que a su vez forzaba máquinas para llegar lo antes posible a las cercanías de Japón.

Pese a que a la vista de los satélites parecía que los norteamericanos tomaban únicamente posiciones defensivas, no era del todo cierto. Todos los submarinos clase Ohio[2] habían recibido órdenes, veinticuatro horas antes, de posicionarse en diferentes puntos de ataque estratégicos. Habían sido informados por el propio Jefe del Estado del ataque que había sufrido su país, a fin de disipar posibles dudas en la cadena de mando ante la eventual orden de abrir fuego.

Con lo que no contaban los gobiernos era con que la epidemia hubiese llegado a las diferentes armadas, que junto con los ejércitos de tierra comenzaban a estar diezmados. Se habían librado, en principio, la mayor parte de los submarinos, por no estar en puerto al comenzar los ataques.

Al mismo tiempo, a la base de Eielson, en Alaska, comenzaron a llegar los primeros bombarderos B-52, cargados con bombas de gravedad B53, de nueve megatones.

Estados Unidos preparaba su respuesta y parecía que iba a ser contundente.

[1] Acrónimo de DEFense CONdition, condición o estado de defensa, siendo el nº5 el más bajo y el nº1 el más alto.
[2] Clase de submarinos con propulsión nuclear y armados con veinticuatro misiles balísticos Trident II. E.E.U.U. posee catorce de ese tipo y cuatro más con misiles Tomahawk de cabeza convencional.

1 comentario:

Anónimo dijo...

impresionante, muy bueno, me esta enganchando y no atiendas criticas con ciertas cosas pues se ve que incluso te estas documentando con las armas, beretta 92 fs- arma corta reglamentaria en el USA army, igual que ya la tiene nuestra guardia civil.