lunes, 14 de abril de 2008

Capítulo 6

Capítulo 6


Vivía en una casa unifamiliar de construcción moderna, cercada por un imponente muro de piedra de tres metros de alto, lo cual a parte de la evidente seguridad, permitía también un alto grado de intimidad. La había mandado construir en una pequeña colina en las afueras de la ciudad.

Constaba de dos plantas, de unos ciento cincuenta metros cuadrados cada una, más un garaje con capacidad para dos vehículos, comunicado con un sótano perfectamente acondicionado como bodega, ya que el vino era una de sus pasiones.

En la parte trasera había construido una pequeña piscina, así como una preciosa barbacoa. En la finca que rodeaba la vivienda, de unos dos mil metros cuadrados, había plantado césped y algunos árboles frutales que ya empezaban, por lo menos, a producir algo de sombra.

Enterrado a la derecha de su vivienda tenía un depósito de gasóleo de mil trescientos litros que hacía funcionar, además de la caldera para la calefacción y agua caliente, un pequeño generador de emergencia de cinco kilowatios y medio que había instalado el pasado año, del que tenía que hacer uso más de lo que le gustaba, sobre todo en invierno, debido a los frecuentes cortes en el suministro eléctrico.

La estancia más espectacular era el salón, enorme pero acogedor y muy luminoso, ya que una de sus paredes estaba formada casi en su totalidad por un enorme ventanal. En la pared de enfrente colgaba, imponente, su flamante televisor de plasma de cincuenta pulgadas, bien acompañado por un sistema de sonido de última generación.

La decoración era sobria, minimalista; destacaba, colgada en la pared, una Shinken[1] Musashi[2], obra maestra forjada por el maestro Sivarat San. Le había costado casi ocho mil dólares y habían tardado siete meses en enviársela desde que la encargó. Debajo de la misma podía verse una escopeta Remington 870 Marine Mágnum niquelada. Llamaba la atención de todas las visitas, casi en mayor medida que la catana. Se había hecho con ella en una subasta de la guardia civil, a un precio irrisorio.

Nada más llegar a su domicilio se desplomó en el sofá, habían estado tomándole declaración casi durante una hora y, entre eso y el viaje, estaba agotado. No pusieron en duda su testimonio, así que supuso que había controlado bien sus nervios. Le dolía la cabeza a horrores, aun así se sirvió una copa de Matarromera, un excelente vino tinto crianza de 2001. Sujetó la copa por el tallo, la agitó suavemente y bebió un sorbo paladeando el exquisito caldo, relajándose al fin. Mientras pensaba en lo sucedido en la jornada de hoy recordó que había invitado a sus amigos a cenar mañana en su casa, para celebrar su recuperación. Se dejó llevar por el placer del vino mientras pensaba en el menú que les prepararía. Seguramente unos entrantes de ibéricos seguidos de una lubina a la sal, una de las pocas recetas que sabía preparar perfectamente, dada su poca pericia en los fogones. Lo regarían todo con un vino blanco, un espléndido albariño sin etiquetar que le habían regalado, así como un tinto suave, casi con toda seguridad un Gomellano, reserva de 1999.

Tomó nota mentalmente de la lista de la compra para el día siguiente, acabó la copa de vino y decidió irse a dormir, un poco abrumado por los acontecimientos y todavía impresionado por el contenido del maletín. Pensó que lo mejor era descansar y tomar al día siguiente las decisiones más fríamente.




[1] En el original japonés, catana forjada a mano mediante métodos únicamente artesanales.
[2] Una de las marcas más prestigiosas de catanas en Japón.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me parece mal escrito y muy aburrido no lo leere mas

Elena dijo...

Para gustos, los colores.
Personalmente, me está gustando bastante. Es muy entretenido. Y no me parece que esté mal escrito.

Anónimo dijo...

A mi tambien me gusta, no es una obra maestra pero está bien y pasas el rato

Anónimo dijo...

Mantienes la intriga, pero deberías profundizar más en los personajes. Ahí flojeas mucho. De todas formas hay que tener valor para publicar, enhorabuena

Anónimo dijo...

Sabes que no me leería un libro de este estilo, pero me gusta.Fui leyendo cada vez que me conectaba y mira, ahora estoy esperando por el capitulo siguiente.Eres un crak. jeja

Anónimo dijo...

Lo encuentro muy flojito de estilo, suena a narrativa norteamericana para peli de TV. El tal Carlos parece un pijales increíble, tal cual lo describes; espero que en los próximos capítulos ahondes más en su carácter, porque la historia propiamente dicha sí parece que pueda tener un buen desarrollo.
Mucho ánimo y un saludo.